Hoy daremos un paseo por los mejores miradores naturales de Atenas, esos mismo lugares que en algún momento de la historia sirvieron como vigías para reguardar la seguridad de la ciudad, o como un lugar de adoración, o como un sitio importante que ha sabido dejar sus huellas.
Atenas fue siempre el centro principal de la vida económica, cultural y política de Grecia. Una ciudad con más de 3000 años de historia, tiene mucho que contar y también mucho que mostrar. Su convivencia con grandes artistas, historiadores y filósofos de la antigüedad, se puede ver en su desarrollo como ciudad estado de Grecia al dejar plasmada en su arquitectura, los diferentes estilos de construcción en sus respectivos periodos. Atenas no fue sólo una influencia para Grecia y Roma, sino que toda la cultura occidental se benefició del pensamiento ateniense de su época.
Colina de Licabeto
Uno de los principales miradores de Atenas es la colina de Licabeto, su altura de más de 270 metros sobre el nivel del mar, permite tener una vista panorámica de una gran parte de la ciudad.
Licabeto es considerado uno de los lugares más románticos de Atenas. En la cima de la colina con Atenas iluminada frente a tus ojos y la luna brillando en el cielo, se despiertan los sentimientos más amorosos de quienes comparten dicha postal.
Las imágenes más bellas que llenan los ojos de todos los visitantes son hacia la Acrópolis y el Pireo, donde el Golfo Sarónico es visible cuando el clima lo permite. En la cima de Licabeto se encuentra la iglesia de San Jorge. Es una pequeña iglesia blanca del siglo XIX que contribuye a la atmósfera romántica dominante del sector.
La mitología cuenta que el Licabeto era una roca llevada por la diosa Atenea y que cayó después de una mala noticia que le trajo un cuervo. Desde entonces los cuervos se han vuelto negros, dice la leyenda. Otros creen que el nombre de la colina proviene de la palabra lobo, porque los rebaños de lobos han vivido en la colina durante muchos años.
Recomendamos subir por el teleférico. Su punto de partida es al final de la calle Aristippou, en Kolonaki y para atender las necesidades turísticas, opera hasta la medianoche durante los meses de verano. El recorrido es corto y agradable. También puedes caminar hasta la cima de la colina, es un paseo apasionante, donde con cada avance vas descubriendo diferentes vistas de Atenas, te advertimos que la ruta es hermosa entre los pinos y la vegetación densa, pero también es agotador, especialmente en las noches calurosas de verano.
Colina de Filopapo
Otro mirador natural se encuentra al oeste de la Acrópolis, a unos 500 metros, hay tres colinas; la primera colina por la izquierda, el Museión que estaba dedicada a las Musas, protectora de las ciencias y de las Bellas Artes. Actualmente es conocida como la Colina de Filopapo, porque en su cima se encuentra la tumba que construyeron los atenienses en el siglo II para honrar a Cayo Julio Filopapo, soberano romano gran admirador y benefactor de la ciudad de Atenas.
El geógrafo griego Pausanias (Descripción de Grecia, I.25.8), describe la gran tumba de Filopapo como un monumento construido para un hombre importante. El monumento fue construido en el mismo sitio donde Musaios o Musaeus, un poeta sacerdotal del siglo VI a. C. y vidente místico, fue enterrado. La ubicación de esta tumba, frente a la Acrópolis y dentro de los límites formales de la ciudad, muestra la alta posición que tenía Filopapo dentro de la sociedad ateniense.
La vista que se obtiene de la Acrópolis desde la colina de Filopapo es monumental, no existe otro lugar en altura para observar en toda su magnitud los templos de la Acrópolis, sobresaliendo de gran manera el Partenón. Con una sola mirada se puede observar la Acrópolis, el Odeón de Herodes Ático y la colina Licabeto. Ademas se puede observar gran parte del Areópago y una panorámica de un gran sector de Atenas.
Aerópago
El Areópago es una de las tres colinas que se ubican en la parte oeste de la colina de la Acrópolis, entre la Antigua Agorá y la entrada al complejo o “Propileos” Sobre esa roca, que se conoce como la Roca Sagrada, se instituyó el primer tribunal de la historia, y en él, según la tradición ateniense, fue juzgado Orestes cuando mató a su madre Clitemnestra y a su amante Egisto; según sabemos a través de la Orestíada de Esquilo. Actualmente la Suprema Corte Griega de Ley Civil y Penal lleva el nombre de “Arios Pagos”.
En ese monte histórico fue donde también pronunció su famoso discurso sobre el “dios desconocido” el Apóstol Pablo. Arios Pagos” (Άρειος Πάγος) en griego antiguo significa “colina de Ares”, dios de la guerra (uno de los doce dioses del Olimpo, hijo de Zeus y Hera), a quien los atenienses dedicaron este lugar.
Desde la colina del Areópago se obtienen una vista privilegiada de los Propileos de la Acrópolis y una vista panorámica de la antigua Ágora y del primer senado de la historia. Parte del centro de Atenas se puede ver a través de una vista general del lugar.
Al este del sitio sagrado de la Acrópolis se encuentra un mirador que formaba parte de una fortaleza militar que cumplía la funciones de vigía, desde allí se puede observar gran parte de la ciudad de Atenas. El día de Luna llena en el mes de Agosto es la única fecha que la Acrópolis abre sus puertas en la noche durante tres horas para apreciar una Atenas iluminada por una espectacular Luna llena.