La palabra mitología nos enseña a través de su etimología, que deriva de un término compuesto por dos palabras; mythos, que tienen un significado como fábula, y logos, con un significado de palabra o discurso, dicho de otra forma, se podría definir como narración de los mitos.
Hoy un mito, se entiende por una historia inspirada tanto en hechos reales como imaginarios. Relatos de hazañas de héroes o luchas contra acontecimientos sobrenaturales. Testimonios de quienes han dado su vida en defensa de sus ideales, son hoy historias vistas en algunas circunstancias también como mitos.
La mitología griega se sustenta en el paradigma que mientras más antigua sea una civilización, sus historias rebosaran de mitos. Una filosofía de vida y una religión, pueden ser parte de lo más cotidiano de la existencia, sin embargo la experiencia de lo vivido se puede interpretar de diferentes manera.
Los misterios
El hombre de la antigüedad creaba los mitos para explicarse los “misterios” a lo que se enfrentaba diariamente, ya sea por su defensa propia o la adaptación al medio que lo rodeaba. Mientras ideaba métodos para su subsistencia, trataba de interpretar las fuerzas que influían directamente en sus vida y que no lograba controlar.
Investigaciones arqueológicas actuales han dejado al descubierto la curiosidad del hombre por el misterio de la creación del mundo y por la vida más allá de la muerte. En la antigüedad los fenómenos físicos, de los cuales hoy tenemos una explicación racional, eran considerados acontecimientos paranormales de muy difícil explicación.
La mitología griega
La mitología griega ha llegado hasta nuestros días a través de las obras de los escritores clásicos y del arte. En una primera etapa los aedas cantaban las hazañas heroicas en los palacios de los reyes de la época micénica (siglo XIV-XI a. C.) Los Jonios de Asia Menor empezaron a crear largos poemas que narraban las proezas de sus ancestros; así nació la epopeya. Esta tradición culmina en las obras de Homero, la Ilíada y la Odisea, que datan de mediados del siglo VII a. C.
El nacimiento de los dioses y la creación del mundo atrajeron a Hesíodo de Beocia, poeta de quién se cree fue contemporáneo de Homero, su Teogonía que construye el árbol genealógico de los dioses y cuenta los sucesos que llevaron a la entronización de los doce principales divinidades en el Olimpo. Hesíodo también relata la creación del género humano a través de su gran poema Las obras y los días.
La mitología en el arte y la educación
El arte ático arcaico (siglo VI a. C.) da testimonio de la resonancia de la tradición épica. Las figuras de dioses y héroes predominan en su temática. Los alfareros, escultores y pintores realizaban sus obras basadas en muchos relatos de acontecimientos narrados majestuosamente, que luego eran interpretados con convicciones artísticas, que ayudaban a reconocer los más sutiles detalles de cada historia.
El el llamado periodo heroico, los mitos desempeñaban un papel importante en la educación, y por lo consiguiente en el desarrollo de la sociedad helénica. Las hazañas cantadas por Homero y los demás poetas épicos daban a conocer el glorioso pasado de sus ancestros.
Los hietógrafos incluidos por la tradición épica, buscaban en el remoto pasado heroico, las raíces de su historia. Algunos de ellos intentan incluso dar una interpretación racional de los mitos tradicionales; Hecateo de Mileto (500 a. C.) por ejemplo sostienen que el. Can acébero (un terrible perro de tres cabezas que cuidaba la puerta del infierno) era en realidad una serpiente venenosa, llamada “el perro del infierno” porque su mordedura provocaba la muerte.
Historia y mitología
En el transcurso del tiempo la narración fue separando la fantasía de la historia, pensadores de entonces como Hesíodo sostenía que el origen de todos los seres había que buscarlo en la naturaleza, a través de sus cuatro elementos: el agua, el aire, el fuego, y la tierra.
Heródoto (siglo V a. C.) conocido como el padre de la historia tomó sus distancia respecto a la mitología, haciendo hincapié en lo que él contaba, afirmando que sus escritos se basaban solo en hechos reales, vividos por él mismo y testigos presenciales.
Esta forma de escritura presencial o testimonial encontró su principal exponente en Tucídedes, quien en su obra Historias describe los sucesos de la Guerra del Peloponeso (431-404 a. C.) su forma narrativa perdura hasta el día de hoy.
La teoría de que las epopeyas expresaban ideales de la época heroica y no acontecimientos efectivos fue puesta en duda por las excavaciones hechas por el arqueólogo Heinrich Schliemann, que sacaron a la luz los vestigios de Troya y Micenas. El rapto de la hermosa Helena en general no queda probado con estas excavaciones pero, demuestran que los límites entre el mito y la historia no se pueden determinar siempre con absoluta precisión.