Kalambaka, conocida durante el periodo bizantino con el nombre de Stagoi, es una pequeña ciudad con característica pintoresca típica de una zona montañosa. Es una parada obligada para los miles de turista que llegan día a día a través de diferentes tours, a visitar los famosos peñascos de Meteora.
La belleza del paisaje único en el mundo, mezcla una sensación de grandiosidad por parte de la naturaleza, a la sombra de un aire casi espiritual que parecieran emerger desde el fondo de la tierra. El paisaje natural que recrea la vista de cada visitante, logra pintar con hermosos colores cada rincón, permitiendo acariciar el deseo de permanecer para siempre en aquel lugar.
Una estadía en tan singular circunstancias nos permite conocer tradiciones y culturas de siglos, aunque sí de Grecia se trata podríamos referimos a tiempos más cercanos. Meteora ofrece la posibilidad de realizar un turismo a la medida, tours personalizados, ya que la zona cuenta con muchos lugares que se pueden visitar desde diferentes perceptivas. Un turismo sostenible es la mejor manera de definir una estadía en Meteora, el lugar nos pone en contacto con la naturaleza misma, que pareciera susurrarnos al oído más de algún secreto.
Kalambaka es el pueblo más cercano al enjambre de rocas que parecen haber caído del cielo, por eso su nombre, Meteoros, aunque algunos relacionan su nombre con monasterios suspendidos en el cielo. Kalambaka ofrece al visitante toda la infraestructura para una buen estaría en la zona; hoteles y casas de acogidas, restaurantes y tabernas típicas, suelen ofrecer al visitante una estancia acorde al lugar y sus tradiciones.
En Kalambaka se conserva un templo del siglo XIV, con pinturas realizadas en 1573 por el monje Neófito, hijo del famoso pintor Teófanes.
Los peñascos de Meteora conocidos con el nombre de meteoro (caído del cielo) se localizan en el centro del valle de Tesalia, lugar donde se formaron a través de varios procesos geológicos únicos, que dan lugar a un paisaje de una hermosura sin igual, que armonizan con los innumerables monasterios construidos en las cimas de las rocas. Estos peñascos de configuración verdaderamente peculiar, atrajeron la atención de los monjes ascetas a mediados del siglo XI. Un siglo más tarde los ascetas se organizaron en el convento de Stagoi y lo llamaron Panagía Daupani. A partir del siglo XIV comenzaron a fundarse los primeros monasterios en la zona.
Los Meteoros se convirtieron rápidamente en un centro monástico importante, el segundo después del monasterios de Ipapadis (1336), por el asceta Nilos, y el monasterio de Metamorfosis o de la transfiguración, del Megalo Meteoro, por Osio Atanasio 1348. Osio Atanasio, monje de gran prestigio e influencia, redactó el primer decreto del monasterio que sirvió como modelo para la vida monástica en Meteora.
El templo inicial de metamorfosis fue reconstruido en 1387 por el monje Yosaf y fue decorado con interesantes frescos en 1487. Después de un periodo de decadencia, la comunidad monástica alcanzó un nuevo apogeo en el siglo XVI. En 1544 se construyó un majestuoso templo en el Megalo Meteoro, según el tipo arquitectónico del Monte Atos. En 1552, bajo la dirección de Simón, la capilla del monasterio fue pintada con frescos que se han conservados hasta nuestros días y ofrecen una valiosa muestra de la Escuela Cretense de Pintura.
Frente del Megalo Meteoro, el asceta Varlaam fundó el monasterio del mismo nombre a a mediados del siglo XIV, y fue reconstruido en 1545 por dos hermanos procedentes de Ioánnina, los monjes Teofani y Nektarios.
El monasterio de Agio Nikólao Anapafasas, cerca del pintoresco poblado de Katraki, fue fundado en el siglo XIV y restaurado en el 1500 por los monjes Dionisio y Nicanor. La iglesia, un templo simple con cúpula, alberga en su interior los famosos frescos del pintor Cretense Teófanes Streliza (1527).
En el lado sureste de Meteora se fundaron los monasterios de Agia Triada (Santa Trinidad), en 1438 y el monasterio de Agio Stéfanos en el que hoy día habita una congregación de hermanas monjas. Además de los grandes y bien conservados monasterios de Meteora, se pueden encontrar las ruinas de otros templos que todavía son capaces de transmitir al turista la importancia histórica de la región y la atmósfera de Bizancio.
Viajar a Grecia y no permitirse un viaje a Meteora es algo imperdonable, aunque el tipo de turismo que la zona ofrece pareciera estar acorde a un turismo más de aventura, por el viaje de casi de 3 horas, pero el lugar se lo merece. Meteora te traslada a un tiempo casi medieval, te hace viajar por el periodo bizantino que parece haberse apoderado de las rocas de Meteora.