Cuando a principio de los años históricos, tras un largo recorrido, el Panteón griego adquirió su forma definitiva. Contaba con doce dioses y con Zeus a la cabeza, que vivía en la cima del Olimpo; montaña más alta de Grecia.
Los dioses olímpicos tenían forma humana y junto a la multitud de dioses, héroes y seres demoniacos constituían un sistema que explicaba el mundo, alimentaba mitos, creencias y rituales; ponía principios morales e inspiraba el arte.
Atenea la diosa de Atenas
Cada ciudad tenía su culto popular y su dios – protector. En Atenas la diosa oficial era Atenea, su lugar de culto por excelencia era la Acrópolis, su fiesta principal era las Panateneas, fiesta anual que cada cuatro años se celebraba con mayor brillantez. (Grandes Panateneas).
La fiesta no sólo era para juegos atléticos e hípicos, sino también para músicos y poetas, culminaba con un cortejo solemne y un sacrificio en la Acrópolis.
Atenea, hija del padre de los dioses Zeus y de Métis, la omnisciente hija del Océano, nació de un modo extraño. Zeus, tras un oráculo, se tragó a la embarazada Métis temiendo que diera a luz un hijo más fuerte que él, según decía el oráculo.
Cuando llegó la hora del parto, el Dios herrero, Hefesto, abrió con un hacha la cabeza de Zeus y de ella salió Atenea armada. Divinidad virgen, heredó de su madre capacidad intelectual y llegó a ser la encarnación de la sabiduría.
Inteligente e ingeniosa en sus acciones de guerra y de paz, fue venerada en las ciudades griegas con diferentes hipóstasis y cualidades. En ningún lugar se identificó tanto con la ciudad y sus habitantes como en Atenas, la ciudad que dio su nombre a la diosa o a la que la diosa le donó el suyo.
Protectora de la ciudad
Atenea reivindicó y ganó a Poseidón la soberanía de la tierra ática cuando regaló a sus habitantes el olivo. Desde entonces, cómo Atenea Poliada, protegía la ciudad y su prosperidad.
Con otras cualidades protegía el mundo del arte y el trabajo manual (Atenea Ergane), el resultado victorioso de los juegos de la ciudad (Atenea Nike), a los enfermo (Atenea Higía) y los cabellos (Atenea Hipía), como domadora suyas descubridoras de las riendas.
La Atenea guerrera armada con lanza, escudo y casco con los nombres Promacos, Palas y Partenos, defendía la integridad de la ciudad. A esta cualidad de la diosa estaba dedicado el “Partenón arcaico” el Hecatompedón.